
Después de dos años y medio, me voy. Me encanta nadar con la cara hacia arriba. De noche, la luna me acompaña y se ve hermosa; de día, las nubes. Cuando llovía, el domo detenía las gotas y se escuchaba deliciosa sobre mí.
Dos años y medio en los que re-aprendí a dar todo de mí de unos de los modos que más me gustan. Mis piernas cansadas hasta el punto de salirme por las escaleras con trabajo y dolor y los brazos literalmente colgando a los costados.
Voy a extrañarlo y mucho. Espero encontrar pronto algo que me llene de igual forma, algo similar a ver la luna, a imaginar las estrellas (por aquello de que en DF ni se acercan), a ver la lluvia...
Whatever... Es lo que te pasa cuando dejas algo que te dio más de lo que esperaste.
Pórtense como sean felices
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